martes, 14 de agosto de 2012

1.2. Comienzo de la enseñanza del latín y el catecismo


Se adopta la idea de que se existiera una enseñanza popular se deseaba multiplicar toda clase de escuelas, existiendo una especial preocupación por la educación de los indios y fueron  los religiosos quienes tomaron acciones de inmediato para educar a los niños. De acuerdo a la idea de Fray Juan de Zumárraga era que se abrieran  colegios para los muchachos indios en donde aprendieran gramática. Surgieron muchos conventos de enseñanza, se editaron una gran cantidad de libros en lenguas indígenas. Fueron los misioneros quienes instruyeron a los indios en la fe cristiana.
En el colegio  de San José de los naturales se impartía enseñanzas sobre latín, religión, música, pintura, escultura y oficios también para indios. A ella acudían cerca de mil niños, los alumnos externos asistían por la mañana y estos eran los plebeyos y los internos lo formaban los hijos de los señores indios, se dice que de esta escuela salieron excelentes latinos que superaban a los españoles pues adquirieron muy buenas destrezas.
Martin de Valencia enseñó a leer a los niños junto con la presentación del alfabeto, así como  los cantos que acompañaban a los cultos religiosos que entonaban en la iglesia. Enseñar el latín era un acto completamente normal que correspondía a las necesidades concretas y comenzó  en la nueva España con la enseñanza en forma escolar. Torquemada dice  que el segundo presidente de la audiencia de México, Sebastián Ramírez de Fue leal fue el primero que introdujo que se mostrase gramática latina a algunos indios en la Nueva España.
Los indios recibían instrucciones de los misioneros tanto moral como cristiana y además de ello adquirían conocimientos de lectura, escritura, aprendían a hacer cuentas y unas cuantas técnicas de agricultura, artes manuales, decoración, construcción.
El primer plantel que hubo para niños mestizos fue el colegio de san Juan de Letrán en 1547 y así mismo se abre otro para niñas mestizas llamado “Nuestra Señora de la caridad”.
El único recurso disponible era darles clases de catecismo dirigidas a los niños, las clases de  doctrina se daban todos los días al amanecer, los frailes no se ahorraban esfuerzos en instruir a sus discípulos los dividían en varios grupos según la materia y aprendizaje y luego los examinaban uno por uno hasta que aprendieran bien todo lo fundamental de la doctrina. El catecismo consistía en enseñarles a aprender  de memoria las oraciones principales.
Sabemos que no solamente a los niños y niñas tenía por objeto la enseñanza catequista en el patio, sino a los adultos también. Estos estaban obligados a acudir al patio los domingos y días de fiesta de guardar para aprender la doctrina con el mismo método que sus hijos, ya que prácticamente entre estos y aquellos no podía haber diferencia en cuanto a la materia de enseñanza y método. Pero es indudable que los niños rendían mucho más que los mayores y que los frailes ponían más esperanza en aquellos que en estos.

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