Se adopta la idea de que se
existiera una enseñanza popular se deseaba multiplicar toda clase de escuelas,
existiendo una especial preocupación por la educación de los indios y
fueron los religiosos quienes tomaron
acciones de inmediato para educar a los niños. De acuerdo a la idea de Fray
Juan de Zumárraga era que se abrieran colegios para los muchachos indios en donde
aprendieran gramática. Surgieron muchos conventos de enseñanza, se editaron una
gran cantidad de libros en lenguas indígenas. Fueron los misioneros quienes
instruyeron a los indios en la fe cristiana.
En el colegio de San José de los naturales se impartía
enseñanzas sobre latín, religión, música, pintura, escultura y oficios también
para indios. A ella acudían cerca de mil niños, los alumnos externos asistían
por la mañana y estos eran los plebeyos y los internos lo formaban los hijos de
los señores indios, se dice que de esta escuela salieron excelentes latinos que
superaban a los españoles pues adquirieron muy buenas destrezas.
Martin
de Valencia enseñó a leer a los niños junto con la presentación del alfabeto,
así como los cantos que acompañaban a
los cultos religiosos que entonaban en la iglesia. Enseñar el latín era un acto
completamente normal que correspondía a las necesidades concretas y comenzó en la nueva España con la enseñanza en forma
escolar. Torquemada dice que el segundo
presidente de la audiencia de México, Sebastián Ramírez de Fue leal fue el
primero que introdujo que se mostrase gramática latina a algunos indios en la
Nueva España.
Los indios recibían
instrucciones de los misioneros tanto moral como cristiana y además de ello
adquirían conocimientos de lectura, escritura, aprendían a hacer cuentas y unas
cuantas técnicas de agricultura, artes manuales, decoración, construcción.
El primer plantel que hubo
para niños mestizos fue el colegio de san Juan de Letrán en 1547 y así mismo se
abre otro para niñas mestizas llamado “Nuestra Señora de la caridad”.
El único recurso disponible
era darles clases de catecismo dirigidas a los niños, las clases de doctrina se daban todos los días al amanecer,
los frailes no se ahorraban esfuerzos en instruir a sus discípulos los dividían
en varios grupos según la materia y aprendizaje y luego los examinaban uno por
uno hasta que aprendieran bien todo lo fundamental de la doctrina. El catecismo
consistía en enseñarles a aprender de
memoria las oraciones principales.
Sabemos que no solamente a
los niños y niñas tenía por objeto la enseñanza catequista en el patio, sino a
los adultos también. Estos estaban obligados a acudir al patio los domingos y
días de fiesta de guardar para aprender la doctrina con el mismo método que sus
hijos, ya que prácticamente entre estos y aquellos no podía haber diferencia en
cuanto a la materia de enseñanza y método. Pero es indudable que los niños
rendían mucho más que los mayores y que los frailes ponían más esperanza en
aquellos que en estos.
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